Letras Desnudas / Mario Caballero
*** El déspota defensor de derechos humanos
La noche del 27 de febrero de 2012, ocurrió un secuestro en Tuxtla Gutiérrez del que casi nadie se enteró. Un grupo de empleados de una empresa dedicada a la venta de materiales de construcción fue retenido por su propio patrón, quien los obligó a firmar pagarés que iban de los 80 hasta los 600 mil pesos. Los acusaba de un robo que nunca existió.
Esas personas permanecieron en el lugar durante varias horas. Firmaron los documentos mercantiles y fueron forzados a renunciar bajo la amenaza de que de no hacerlo serían entregados a las autoridades. No fue todo. El empresario les decomisó el salario devengado y no les entregó el finiquito por el que también les hizo firmar de recibido.
Despedir a los empleados inventándoles delitos, es una práctica habitual en los propietarios de ese consorcio. Cuentan que gente de confianza del dueño se mete a la base de datos y manipula la información. En el caso mencionando, los trabajadores habían sido acusados de robar varias toneladas de cemento que por razones desconocidas fueron enviadas al municipio de Yajalón, donde algunas constructoras realizaban obras del programa “Piso Firme”.
Los trabajadores han revelado que en esa empresa los hacen trabajar jornadas de más de 10 horas por el salario mínimo. No son considerados en el reparto de utilidades, no les pagan horas extras, días de descanso ni feriados, ni ninguna otra prestación contemplada en la Ley Federal del Trabajo. Acusan, además, de recibir un trato denigrante y déspota.
Lo más lamentable es que el dueño de esa empresa es Juan José Zepeda Bermúdez, actual presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Irónicamente, quien ha sido elegido para proteger y defender los derechos humanos de los chiapanecos, es el primero en pisotearlos.
SERVILISMO Y COMPLICIDAD
Zepeda Bermúdez es un abogado originario de San Cristóbal de las Casas. Es un político de derecha que desde varios ayeres pertenece a las filas del PAN y un empresario próspero. Cuenta con un diplomado en Alta Dirección por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey y una amplia trayectoria en el servicio público. Pero nada sabe de la legítima defensoría de derechos humanos. Vaya, ni siquiera conoce qué es el activismo social.
Desde hace muchísimos años son conocidas las demostraciones religiosas de Juan José Zepeda. Dice ser un fervoroso de Dios y tiene relación con muchos sacerdotes católicos. No obstante, algunas mujeres que han trabajado en sus negocios o en las dependencias que ha ocupado lo señalan de acosador sexual.
En el gobierno de Juan Sabines Guerrero, que está considerado como el más corrupto e inmoral de la historia contemporánea de Chiapas, Zepeda Bermúdez fue uno de los empresarios más consentidos, quien obtuvo una infinidad de privilegios y protección.
Fue durante esa etapa que sus empresas tuvieron mayor auge y gracias a los contratos que obtuvo al amparo del poder. Se dijo que, con la ex delegada de SEDESOL, María del Socorro Zavaleta Cruz, hizo turbios negocios que le dejaron varios millones de pesos.
En el gobierno de Manuel Velasco le fue mejor. En agosto de 2015, fue nombrado secretario de Planeación y no hubo ninguna consecuencia en su contra por los evidentes conflictos de interés al ser socio de Enoch Araujo Sánchez, férreo opositor del gobierno de Velasco Coello, y por los que estuvieron involucrados sus negocios. Aunque eso fue lo de menos comparándolo con el escándalo de corrupción que hubo en esa dependencia.
Zepeda Bermúdez fue considerado un alfil del exgobernador Velasco. Un cómplice audaz. Por tanto, como planeador de la administración pública estatal fue el encargado de pedir moches por todas las obras del Gobierno del Estado. Utilizó su poder para beneficiar a sus amigos constructores y obligar a alcaldes a trabajar bajo esa mecánica. También exigía que la compra de materiales se hiciera en sus negocios.
El fraude fue mayúsculo. Lo peor del caso es que esa tarea la siguió haciendo como presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Hoy se rumora que extorsiona a funcionarios municipales con la amenaza de abrirles carpetas de investigación al respecto.
OMBUDSMAN ESPURIO
El 15 de marzo de 2018 fue elegido como nuevo presidente de la CEDH por el Congreso del Estado, pero en medio de un proceso salpicado de irregularidades.
En primer lugar, Juan José Zepeda estaba impedido por la Fracción V del Artículo 25 de la Ley de la Comisión Estatal de Derechos Humanos que establece que para ocupar dicho puesto “No debe desempeñar ni haber desempeñado cargo de Secretario, Procurador General de la República, Gobernador o Procurador General de Justicia de alguna Entidad Federativa o Jefe de Gobierno del Distrito Federal, en el año anterior a su elección”. Y hasta septiembre de 2017 se desempeñaba como secretario de Planeación.
El nombramiento del hoy ombudsman fue una imposición del gobierno de Velasco Coello. Para empezar la legislación pasada no respetó el procedimiento de selección. La terna de la que fue parte Zepeda se eligió con ligereza y a espaldas de la sociedad civil. No se transparentó el proceso, los criterios de selección, los currículums y las propuestas. Todo se hizo con la intención de nominarlo en medio de un trámite violatorio.
Por tal motivo, el juez Juan Marcos Dávila Rangel, quien después de revisar el caso en el que observó que la Comisión de Derechos Humanos del Congreso de Chiapas, entonces presidido por Rosario Guadalupe Pérez Espinosa, había presentado un dictamen incorrecto, otorgó el amparo 452/2018 que ordena al Congreso dejar sin efecto la designación de Zepeda, orden que nunca se realizó. Por instrucciones de Velasco Coello se ignoró la sentencia.
DESPOTISMO Y ABUSOS
Acaba de rendir su primer informe de actividades en el que presumió la promoción y defensa que ha hecho de los derechos humanos, pero nada dijo de sus conflictos de interés, abusos de poder y tráfico de influencias. Para las celebraciones del Día del Niño (30 de abril) y el Día de las Madres (10 de mayo), compró las viandas y botanas a sus propios negocios.
Es socio de lujosos restaurantes como Bisquets de Obregón, Ginos e IHOP, que se encuentran en una de las zonas más exclusivas de Tuxtla Gutiérrez.
Al quinto mes de asumir el cargo fue acusado de hacer despidos injustificados, cambios de adscripción y de violentar los derechos de los trabajadores. El director general de Quejas y Orientación de la CEDH, Leopoldo Esquinca Sarmiento, dijo que Zepeda Bermúdez ha actuado arbitrariamente contra el 80 por ciento de la plantilla laboral del organismo. Expuso, además, que a los empleados de todas las visitadurías especializadas los puso bajo hostigamientos y acoso laboral.
En un acto de nepotismo nombró Coordinador General a su concuño Enrique Pimentel González Pacheco, de Aguascalientes, quien reprimió al personal y obtuvo buenos dividendos económicos y políticos. Este personaje fue nombrado por el rector de la UNACH, Carlos Natarén, como director de Asuntos Jurídicos de esa universidad en diciembre de 2018.
Otro de sus cómplices es Alberto Daniel León Moreno, oficial mayor de la CEDH, quien en sexenios anteriores fue inhabilitado por la Secretaría de la Función Pública al comprobársele desvíos de dinero y malversación de recursos públicos.
Por otra parte, mientras Andrés Manuel López Obrador percibe un sueldo de 108 mil pesos mensuales, y el gobernador Rutilio Escandón un aproximado de 60 mil pesos, Juan José Zepeda gana casi 132 mil pesos entre sueldo ordinario y una “compensación por servicios especiales”. Le vale la austeridad republicana inspirada por el presidente de la República.
CARTAS EN EL ASUNTO
El caso de Juan José Zepeda Bermúdez no puede esperar más tiempo. Los nuevos diputados y las autoridades correspondientes deben tomar cartas en el asunto y terminar de un tajo con las arbitrariedades del ombudsman que está convertido en el zalamero mejor pagado de Chiapas, porque en lugar de crear una agenda de trabajo para la divulgación de los derechos y la cultura de la legalidad, se pasa el tiempo en gritar loas al gobernador.
Contemplamos, como no habíamos visto en mucho tiempo, la soberanía de un déspota que fue nombrado ombudsman en la ilegalidad. Y en esta etapa de respeto al Estado de Derecho, no debería tener cabida Zepeda Bermúdez, quien con sus inagotables actos de tiranía está poniendo en riesgo la justicia y los derechos humanos de los chiapanecos. ¡Chao!
@_MarioCaballero

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