Letras Desnudas / Mario Caballero
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Ni la burla perdona
A mediados de 2017, la Procuraduría
General de la República envió varios citatorios dirigidos al oficial mayor de
SEDATU, Emilio Zebadúa González, y a otros directores de área de esa
dependencia.
Nadie recibió los citatorios y se
negaron a declarar. La PGR los acusaba de un presunto delito de desvío de
recursos y peculado. El expediente de la Procuraduría estaba basado en las
investigaciones que la Auditoría Superior de la Federación había iniciado
contra Zebadúa González y los directores a su cargo. Las acusaciones se
referían, específicamente, a un supuesto fraude en Sedatu y Sedesol que
superaba los mil quinientos millones de pesos de recursos federales cuyo
destino final nunca se comprobó.
En ese momento el titular de la PGR era
Raúl Cervantes Andrade, y hasta su oficina llegó una llamada urgente. Cuando el
ex procurador tomó la llamada, del otro de la línea estaba Rosario Robles
Berlanga. Según testigos de la llamada, la secretaria le reclamó a gritos que
estuvieran investigando “a gente de mi confianza” y que se les hubiera llamado
a declarar sin antes haberle avisado de las averiguaciones.
El expediente que reprochó a gritos
Rosario Robles está concluido desde el año pasado y en poder del encargado del
despacho de la PGR, Alberto Elías Beltrán, y en él se documenta el modus
operandi con que Emilio Zebadúa y seis de sus colaboradores desviaron dinero en
las dos secretarías.
Por ejemplo en Sedesol, en 2013, donde
hicieron transferencias a universidades públicas. Nada más a la Universidad
Autónoma del Estado de México le transfirieron 440 millones de pesos para un
convenio de colaboración, y dicha institución educativa subcontrató a empresas
y organismos privados que recibieron los recursos públicos, pero que nunca
comprobaron los trabajos por los que fueron contratados. El mismo esquema se
repitió en Sedatu y por los mismos funcionarios, quienes también enviaron
recursos a varias universidades que no comprobaron su destino y aplicación,
según investigaciones de la ASF y la Secretaría de la Función Pública.
Como ya se dijo el daño patrimonial
asciende a alrededor de mil 500 millones de pesos, y hasta la fecha las
denuncias penales correspondientes siguen congeladas. Parece ser que los gritos
de Rosario Robles pudieron más que toda la fuerza de tres dependencias juntas.
Pregunto: qué tiene más peso en México,
¿las influencias o las leyes?
Inicios
La cercanía de Robles Berlanga con Peña
Nieto es notoria y en todas las reuniones es claro que el mandatario le da un
trato muy condescendiente a la secretaria. Y el trato que ella les da a sus
colaboradores es incluso mucho mejor.
La relación de Emilio Zebadúa González
con la secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano es de muchos
ayeres. Aún más antigua que la de su hermano José Ramón Zebadúa que fue encargado
de las finanzas del PRD cuando Rosario Robles fue dirigente nacional del Sol
Azteca.
Pena Nieto designó a Robles Berlanga
secretaria de Desarrollo Social desde el primer minuto de su gobierno, y ella
nombró oficial mayor a Emilio Zebadúa el 12 de diciembre de 2012. Le otorgó
todo tipo de privilegios. Fue el encargado de organizar la dependencia,
contratar al personal de los cargos más delicados y lo más importante, manejar
los recursos de los programas. Le dio, digámoslo así, las llaves de la puerta principal
de la Secretaría. Mayor demostración de confianza, imposible.-
Ahí, Zebadúa González tejió una red de
corrupción que, según investigaciones de la ASF, parece que fue integrada con
el solo propósito de hacer que los fondos de todos los programas fueran
ejecutados por empresas y asociales civiles a modo para una mayor y más fácil
captación de dinero, que se presume terminó en las cuentas personales de los
servidores públicos encabezados por Robles y Zebadúa. Uno de esos programas fue
la Cruzada Nacional contra el Hambre, que entre 2013 y 2015 generó un gasto de
500 millones de pesos.
Esos mismos funcionarios fueron
trasladados a la Sedatu cuando Emilio Zebadúa recibió el nombramiento de
oficial mayor de esa dependencia en agosto de 2015. El manoseo en este
organismo puede ser inclusive mayor, sobre todo por los recursos que desde ahí
se ejercieron para la reconstrucción de los daños ocasionados por los
terremotos de septiembre del año pasado.
Sin embargo, hay testimonios de la
corrupción que hicieron con otros programas de gran presupuesto y en Chiapas,
uno de los estados más pobres y atrasados del país.
Un cuarto más
La Sedatu tiene como objetivo principal
planificar y ejercer políticas públicas para asegurar una vivienda digna,
desarrollo urbano y certeza jurídica a los núcleos agrarios. Esto en México
donde más de 14 millones de personas habitan en casas en condiciones de
hacinamiento. De acuerdo con la Encuesta Nacional de los Hogares del INEGI,
11.9 por ciento de la población del país no tiene acceso a un hogar propio, con
espacio suficiente y condiciones mínimas de intimidad e indispensables para el
pleno desarrollo de la persona.
Ante esa situación, la Sedatu anunció
en octubre de 2015 un programa de apoyo a la vivienda conocido como “Un cuarto
más”, que consistía en la construcción de recámaras individuales que brindarían
las condiciones adecuadas para el derecho a la intimidad. El propósito era,
esencialmente, combatir el hacinamiento y prevenir la violencia intrafamiliar
contra niñas y adolescentes. Dicho programa beneficiaría a los municipios de
Chamula, Pantelhó y Tenejapa, con la edificación de 186 cuartos por una
inversión de 8 millones 13 mil 867.66 pesos.
El 20 de junio de 2016, la organización
Juventud y Cultura de Nuestro México A.C., fue autorizada para ejecutar el
programa. Mediante el oficio número SDUV/UPAIS/VIVIENDA/07/A/S/001/16, con
fecha de ese mismo día, se aprobaron los recursos. Una cláusula especificaba
que la Sedatu entregaría el 30 por ciento como anticipo y el resto al concluir la
obra.
El 15 de agosto, la Sedatu en Chiapas,
entonces bajo el mando de Sergio Labato García, hizo la transferencia por un
monto de 2 millones 564 mil 435 pesos para iniciar las obras. Y a partir de ese
día se comenzaron efectivamente.
Durante todo el desarrollo del
proyecto, el personal de la dependencia se hizo cargo de verificar y supervisar
el avance físico y la documentación. En una reunión, el 7 de octubre, la
organización ejecutora y todas las empresas constructoras que fueron
subcontratadas reportaron los avances generales y se comprometieron a
regularizar y cumplir con la entrega puntual de los cuartos y la documentación
correspondiente.
Tres días después, la Sedatu envió la
guía para elaborar el padrón de beneficiarios y los lineamientos generales para
realizar el correcto cierre del ejercicio.
El 16 de noviembre, Juventud y Cultura
de Nuestro México A.C. hizo la solicitud formal del 70% faltante para las obras
por una cantidad de 5 millones 449 mil 432.66 pesos. Y el 1 de diciembre de
2016 realizó la entrega del cien por ciento de la obra comprometida. Según el
convenio, el pago tenía que ser entregado más tardar el 31 de diciembre de ese
año.
Pasaron los días y el pagó no llegó.
Roberto Gómez Morales, director general adjunto en la Coordinación de la Unidad
Técnica de la Sedatu, prometió a la organización que el recurso pendiente sería
liberado a más tardar el 20 de enero de 2017. Fue mentira.
Gómez Morales es la mano derecha de
Emilio Zebadúa y el cabecilla de la red que opera en Chiapas. Hace algunos
años, vendía hamburguesas en su natal Tapachula, y después de ser chofer pasó a
ser secretario particular de Zebadúa en Sedesol. Él nombró subdelegado de
Desarrollo a su compadre Iván Ornelas Silva y subdelegado de la Sedatu a su
primo Melecio Delgado Gómez.
Así que en vano fueron los intentos de
la organización Juventud y Cultura en México que en primera instancia
solicitaron la intervención de Rosario Robles y hasta enviaron una carta al
presidente Peña Nieto. El día de hoy siguen sin recibir el pago por lo que
realmente trabajaron y no hay ninguna represalia contra los que cometieron el
fraude. Se sabe que actualmente, la Sedatu tiene adeudos millonarios con
empresas, asociaciones y alcaldías en Chiapas.
Escarnecedor
Creo que con esto podemos dar respuesta
a la pregunta en párrafos atrás. Aunque lo peor es que Emilio Zebadúa se burla
de los chiapanecos. Ha dicho que tiene muchos amigos, que son gente muy cercana
al futuro presidente y que ya negoció con ellos su impunidad. ¡Chao!
@_MarioCaballero

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